Después de nuestra nefasta experiencia en la frontera boliviana decidimos comprar una nueva
cámara de fotos y tomar un tren que nos
llevaría a
Tupiza donde
pasaríamos la noche antes de ir a
Uyuni para visitar su famoso salar, motivo por el cual entramos en
Bolivia.

Desde el tren, lleno de extranjeros de todas partes, pudimos ver paisajes realmente pintorescos. En cualquier parte
encontrábamos pequeñas poblaciones de dos o tres casas. En mitad de la nada.


Y de
Tupiza fuimos a
Uyuni con la inseguridad aún en el cuerpo. El transporte en
Bolivia es lo peor no solo por los buses destartalados y que el tren no funciona todos los
días, sino porque las carreteras en el Sur son
inexistentes, viajamos por caminos de tierra.
En
Uyuni hicimos algunas compras porque eso si barato es muy barato. Contratamos una
excursión al salar de un solo
día. La gente muy
antipática que nos trato fatal y eso que viven del turismo, pero nuestro objetivo era el salar.
La primera parada de la
excursión era el cementerio de trenes.



Y por fin el Salar de
Uyuni. Con una
extensión de 12.000 km cuadrados era como estar en un desierto blanco cegador e inmenso en el que el cielo y la sal eran uno. En la
antigüedad este salar era un lago llamado
Ballivian que
perdió su agua quedando esta maravilla que es el principal ingreso
económico de la zona.
Los habitantes del Colchani, una población cercana, hacen estos montones para secar la sal y así poder transportarla para procesarla para el consumo.





Y llegamos a los ojos del salar del que salían unas burbujas procedentes del volcán Tunupa ya muerto que viajan por las venas de este y llegan a esta laguna.
Visitamos el Hotel de Sal hoy en
día solo es un museo pero hubo un tiempo en el que se
podía dormir en el. Todo hecho de sal: paredes, mesas, sillas y hasta las camas.





En el centro de este enorme desierto se encuentra la Isla del Pescado, lleno de
cactus y formaciones de coral.



Después de quedar fascinados con el salar, salimos ese mismo
día para
Potosí. Corrimos bastante porque no nos estaba gustando mucho
Bolivia, sobre todo su gente tan
antipática.
Además nos
sentíamos engañados con todo por el hecho de ser turistas.
Potosí es la ciudad de la plata.
Aquí están las minas de plata mas productivas de toda
sudamerica y el Cerro Rico que contiene aun mucha plata pero que no se explota por
petición de los bolivianos.




Y la casa de la moneda. Allí pasamos una noche mas y al día siguiente nos fuimos a La Paz la que se considera la capital de Bolivia aunque no es del todo cierto porque si es verdad que en ella están todos los poderes administrativos ( gobierno ) pero la capital oficial es Sucre.
Visitamos la ciudad de noche porque durante el
día estuvimos descansando ya que el viaje fue horrible en uno de esos buses que ya comente. Nos
pareció una ciudad grande y muy colonial pero muy sucia y descuidada y algo peligrosa.






Una ciudad encerrada entre montañas que se ha visto obligada a crecer en las laderas de las mismas. La mayor parte de la población de Bolivia vive aquí.




Por fin salimos de Bolivia para entrar en Peru. Cruzamos Bolivia en cinco dias deseando abandonar ese país tan desagradecido lleno de gente antituristas. Nuestro destino Puno junto al lago Titikaka.
Qué bien que volváis a tener cámara! Seguid pasándolo bien y tened cuidadito! Julen: como molan tus pantalones verdes!!! Muchos besos.
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