Una vez que llegamos a Ollantaytambo, fijaos como se lo montan cuando llueve para no mojarse y poder hablar por teléfono, nos despedimos de Juan y Miguel y nos alojamos en un hospedaje bastante barato. Desde aquí nos dijeron que era más fácil llegar a Machu Picchu si no tenías tren ( 210 dólares por persona el más barato ). La idea era que teníamos que dar un pequeño rodeo por las montanas tomando diferentes vehículos o buses.
Siendo muy temprano y estando en la plaza de Ollantaytambo nos informaron que los buses pasaban bastante tarde y que no íbamos a llegar ese día a Aguas Calientes. Así que nos buscamos la vida. Vimos que un grupo de gente llegaba a la plaza y le preguntamos a su guía que si tenían dos lugares para nosotros. Bajo cuerda le dimos 100 dólares y nos metió en el grupo asegurándonos la ida y la vuelta pero no el alojamiento y la entrada al parque. Nos pareció bien. Nos montamos en su furgoneta; eramos 16 incluidos el guía, el gerente de la agencia y el hijo de este. Tomamos una carretera asfaltada hasta Abra Málaga donde estuvimos parados una hora debido a un derrumbe, el primero de los muchos que veríamos después. Continuámos por caminos casi impracticables ( véase la foto ) hasta llegar a Santa Teresa donde comimos a eso de las 3 de la tarde.
Siendo muy temprano y estando en la plaza de Ollantaytambo nos informaron que los buses pasaban bastante tarde y que no íbamos a llegar ese día a Aguas Calientes. Así que nos buscamos la vida. Vimos que un grupo de gente llegaba a la plaza y le preguntamos a su guía que si tenían dos lugares para nosotros. Bajo cuerda le dimos 100 dólares y nos metió en el grupo asegurándonos la ida y la vuelta pero no el alojamiento y la entrada al parque. Nos pareció bien. Nos montamos en su furgoneta; eramos 16 incluidos el guía, el gerente de la agencia y el hijo de este. Tomamos una carretera asfaltada hasta Abra Málaga donde estuvimos parados una hora debido a un derrumbe, el primero de los muchos que veríamos después. Continuámos por caminos casi impracticables ( véase la foto ) hasta llegar a Santa Teresa donde comimos a eso de las 3 de la tarde.
Después de comer nos acercaron unos 45 minutos en coche hasta una cesta a unos 200 m por encima del río para cruzarlo. La cesta se movía por la tracción humana y sólo entraban tres personas en cada viaje y eramos un montón. Conseguimos cruzar, entre risas y miedos, a las 4 de la tarde.
Andamos a través de la selva unas dos horas más hasta llegar a la hidroeléctrica donde se suponía nos tenía que haber dejado el bus pero la crecida del río, que mantuvo el Machu Picchu cerrado, se lo había llevado por completo. Así que tuvimos que caminar por las vías del tren.
La caminata duró 4 horas más en plena noche, con linternas y mucho agotamiento. Por fin llegamos a Aguas Calientes a las 9 de la noche, exaustos. Nos alojaron en un hospedaje, compramos las entradas para el parque ( 126 Nuevos Soles ) y caímos rendidos.
A las cinco de la mañana en pie para coger un bus que nos subiera al parque ( 7 dólares cada uno ) porque después de la caminata del día anterior nos parecía imposible subir una hora de escalones. Y por fin entramos a Machu Picchu ( Monte viejo ) la recompensa a tanto esfuerzo se materializo ante nuestros ojos. Impresionante, aún casi vacío nos llenó el alma. Es un lugar mítico, místico diría yo. Todo tan verde y el Waynapicchu ( Montana joven ) al fondo tan gigante, las construcciones inkas tan bien organizadas. Todo un espectáculo creado por el hombre hacía tantos siglos.
Recorrimos durante tres horas todo el lugar con nuestro guía que nos iba contando como construían las edificaciones, la cosmovisión inca, la importancia de los templos, como organizaban sus ciudades y cultivos....
Esta es la cantera de donde extraían las piedras para construir sus edificios y templos.
Con esta piedra se orientaban y sabían perfectamente donde se encontraban Norte, Sur, Este y Oeste. Si colocas una brújula sobre ella marca los cuatro puntos con una exactitud pasmosa.
Y este es un calendario inka, mediante el movimiento de las sombras sabían cual era el momento idóneo para sembrar o cosechar un cultivo, además para saber en que época del año se encontraban.
Las edificaciones eran antisísmicas. Construían las paredes con una cierta inclinación al interior para evitar que se cayeran en caso de terremoto.
Y de esta forma canalizaban el agua hacia las viviendas o cualquier punto del pueblo.
Cuando el guía nos dejó tiempo libre, ahora podíamos hacer lo que quisieramos. Nos fuimos a descansar un poco. Casualmente nos encontramos con Juan, y digo casualmente porque no sabíamos que iba a subir ese día pues ya subió el anterior. Nos dijo que quería subir al Waynapicchu pero no pudo. Es bastante difícil, tienes que estar de los primeros y solo entran 400 personas en dos turnos. Además de ser un trekking bastante duro.
Al día siguiente regresábamos a Cuzco, esta vez los guías nos consiguieron pasajes de tren hasta la hidroeléctrica ( 8 dólares cada uno ) ahorrándonos 4 horas de caminata.
Salimos a las 12 de la mañana, llegamos a hidroeléctrica a la una y media. Dos horas de caminata hasta la cestita. Dos horas más de espera para que todo el grupo cruzara. Andando hasta Santa Teresa porque otro derrumbe no permitían a los vehículos llegar a recojernos. 30 minutos de coche y otro derrumbe que nos obliga a subir por encima de lodo y piedras para tomar otro bus que nos llevaría a Cuzco sanos y salvos. Al llegar a la carretera asfaltada y ya muy cerca de Abra Málaga otro derrumbe nos mantuvo toda la noche dentro del bus.
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