Salimos de Lima a las siete de la mañana, hicimos escala en Panamá y llegamos a Manaus por la tarde. Estaba lloviendo, algo normal pues estamos en época de lluvias en Brasil. Intentamos sacar dinero desde los cajeros del aeropuerto pero nos fue imposible. Un hombre se ofreció a pagarnos el bus hasta el centro pues su primo tenía una agencia y nos podía conseguir alojamiento e incluso excursiones muy baratas al Amazonas. Así que nos fuimos con él pues no teníamos otra opción.
Llegamos al centro y al hotel que nos recomendaba este hombre y nos presentó a su primo THOMAS AMSTRONG de la empresa AMAZON JUNGLE TOURS, JAMÁS LO CONTRATÉIS porque es un aprovechado. Nos vendió un paquete que incluía tres noches en Manaus, cuatro días y tres noches en la selva con diferentes actividades y el viaje en barco de cinco días y cuatro noches a Belem en un camarote muy amplio, con aire acondicionado y todas las comidas incluidas . Después resulto que las fotos del hotel en la selva no tenían nada que ver con el hotel en el que estuvimos ( ahora mucho más deteriorado que en las fotos ), los propios guias de las excursiones nos dijeron que estafaba a todo el mundo, el camarote del barco a Belem no era espacioso ni mucho menos y no incluía las comidas ( menos mal que no nos fiamos de él y llevamos algo de comer ). Además preguntamos a los demás de la excursión a la selva y a cada uno le cobró una cosa diferente. Por suerte nosotros no salimos muy mal parados.
Después de hacer el aviso, al que nos veíamos obligados, continuamos. Un día después de llegar a Manaus tomamos la lancha rápida que nos llevaría a la selva del amazonas. Primero nos mostraron el encuentro de las aguas como se ve en la foto. Aquí se encuentran el Amazonas ( agua marrón ) y el Río Negro ( evidentemente agua negra ) dándose un fenómeno único: las aguas nunca se mezclan. Esto se produce debido a cuatro factores: densidad, velocidad, profundidad y temperatura . También lo pudimos ver en el viaje a Belem.
Después nos detuvimos para ver estos nenúfares gigantes, la pena que solo florecen en Junio, pero fue impresionante verlos.
La primera noche la pasamos durmiendo en la selva en hamacas con mosquitera porque los mosquitos nos comían y con un calor terrible. Esa noche cenamos arroz blanco y pollo a la brasa hecho de una forma muy tradicional. Después de cenar a eso de las siete de la tarde nos fuimos a dormir porque en la selva una vez que se va la luz del sol no hay nada mejor que hacer.
Al día siguiente nos fuimos con todo el grupo a visitar un poblado indígena. Allí nos mostraron sus costumbres, danzas y rituales y hasta bailamos con ellos, una pasada. Y luego de comprar algo de artesanía fuimos a un poblado nativo, estos más modernos, donde pudimos disfrutar de sus playas y de una cervecita.
Y por la tarde a PESCAR PIRAÑAS, si, si a pescar pirañas. Un puntazo!!! Miguel pescó dos y por la noche se las cenó. Y yo después de tener una en el anzuelo y esperar a la foto se soltó y se escapó :(
Pudimos disfrutar de unos amaneceres y unos atardeceres impresionantes. Del río totalmente calmado simulando a un espejo. De baños a primera hora de la mañana en un agua que parecía coca-cola. Incluso de ver como miles de pájaros se acercan a una isla a dormir pasando tan cerca de uno que casi los podías tocar.
Y el último día en la selva, el día de mi 32 cumpleaños hicimos canoing con nuestro guía que nos mostró monos pequeñísimos, pájaros carpinteros, frutos desconocidos y una paz única para los urbanitas, que supimos saborear.
Después regresamos a Manaus y la magia se rompió. Volvimos a la bulliciosa ciudad llena de gente que solo quiere sacar dinero de los extranjeros.
Al día siguiente tomamos el barco que nos llevaría a Belem. Cinco días y cuatro noches.
Nuestro camarote amplísimo, con aire acondicionado y baño propio. Nos pasamos los cuatro días lavando ropa a mano en el lavabo porque tiempo nos sobraba. Paramos en varios puertos y disfrutamos de las vistas que nos ofrecía el Amazonas.
Además de ver como vive la gente de esta zona, en casas a orillas del río. Niños muy pequeños manejando canoas. También pudimos ver como la gente se enganchaba a nuestro barco desde sus canoas para pedir comida y como la gente les tiraba bolsas que ellos recogían. Esta zona es la más pobre de Brasil y lo pudimos vivir.
Después de cinco días y cuatro noches de barco llegamos a Belem. Y de verdad que buscamos al niño Jesús pero no lo encontramos por ningún sitio!!!