Desde Mendoza salimos hacia Chile a tan solo seis horas de bus atravesando los Andes. El trayecto fue increíble tener tan cerca los Andes y poder disfrutar de los cambios de colores de las montañas entre grises, negros, blancos, verdes y violetas. Además de disfrutar de la vista del enorme Aconcagua.
Entramos a Chile por el Paso de los Libertadores y bajamos por una carretera que los chilenos llaman el caracol porque sus curvas son muy cerradas y da la sensación que bajas una escalera de caracol. Llegamos a Santiago cuyas afueras están repletas de viñedos y sembrados. Al día siguiente nos dispusimos a ver la ciudad: recorrimos la iglesia de San Ignacio, la Casa de la Moneda (que ese día estaba muy agitada debido al cambio de gobierno), el museo colonial (donde vivimos dos replicas de terremoto), la peatonal Huérfanos, la Plaza de Armas, la catedral y el bohemio barrio Buenavista. Nos pareció una ciudad muy organizada, limpia y con gente muy amable y abierta. Un día antes de irnos fuimos en metro a comprar los billetes de bus que nos llevaría a San Pedro de Atacama y justo unos metros antes de llegar a nuestra parada el país entero se quedo sin luz y tuvimos que ser evacuados por el túnel!!!. Compramos nuestros billetes y al día siguiente nos fuimos a San Pedro. Tenemos que dar las gracias a Víctor por su hospitalidad, muchos besos guapo esperamos verte pronto.
Después de 12 horas de bus llegamos a San Pedro para ello cruzamos el desierto de Atacama, el mas árido del mundo. Apenas y tiene unos cuantos oasis que han sido elegidos por los lugareños para ubicar sus poblaciones. San Pedro es uno de ellos, un lugar detenido en el tiempo con sus casas de adobe y sus calles sin asfaltar pero donde encuentras todas las comodidades modernas. Eso si es bastante caro y muy turístico.
Contratamos una excursión al valle de la Luna. Nos llevaron al Valle de la Muerte llamado así por la total inexistencia de vida vegetal o animal, después entramos al parque con el correspondiente abono de la entrada y pudimos ver las tres Marías o Vigilantes. Tres rocas al nivel del suelo con forma de personas formadas de gravas, arcillas, sal, gema y cuarzo; bueno tres no hoy en día solo dos porque un turista se subió a una de ellas y la rompió. Continuamos a ver el Anfiteatro una enorme montaña con esta forma y luego una caminata por un desfiladero formado por cristales de sal que crujían a nuestro paso. Y por último vimos atardecer desde lo alto de la Duna Mayor viendo como cambiaban los colores del valle. Impresionante.
Al día siguiente intentamos conseguir un billete de bus a Salta ( Argentina ) pero tuvimos que esperar un día más porque los buses no salen todos los días. El día que pudimos salimos a Salta.
Cámara! Cámara Cámara! Muchos muchos besos!!
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