Salimos de Londres a las 9 a.m. y llegamos a Bombay a las 11 de la noche. Nueve horas de avion y mas de 7000 km, y con una diferencia horaria de 5 horas. Salimos del aeropuerto y el calor, la humedad y la contaminacion nos abofetearon la cara a los tres. Nos fueron a buscar desde el hotel que teniamos reservado y ya sentimos que comenzaba la aventura. Pasamos la noche despues de coser a preguntas al recepcionista y reservar nuestros billetes de tren a Goa. En la India es mejor reservar los billetes con mucha antelacion porque sino no hay plazas.
Al dia siguiente tomamos un tren local que nos cruzaria de norte a sur los 21 km de ciudad, desde la estacion Andheri a la estacion Churchgate. Despues de ser empujados al tren y sacados a empujones del mismo, nos comimos un bocata y comenzamos a caminar. Pudimos ver el Big Ben indio de la universidad de Bombay, cruzamos un campo de criket y pasamos por delante del Tribunal Supremo.
Al dia siguiente tomamos un tren local que nos cruzaria de norte a sur los 21 km de ciudad, desde la estacion Andheri a la estacion Churchgate. Despues de ser empujados al tren y sacados a empujones del mismo, nos comimos un bocata y comenzamos a caminar. Pudimos ver el Big Ben indio de la universidad de Bombay, cruzamos un campo de criket y pasamos por delante del Tribunal Supremo.
Y llegamos a la majestuosa Puerta de la India que efectivamente es una puerta al mar y desde la que salen los ferrys y barcos a Isla Elefanta. No la pudimos visitar porque llegamos bastante tarde para cojer uno de los barcos que te llevaban. Vimos vacas por la calle, soldados atrincherados custodiando importantes edificios y nos compramos unas camisetas a 1 euro en el mercado de colaba.
Agotados de tanta caminata decidimos regresar al hotel y de nuevo a uno de esos trenes atestados de gente. Eso si desde que salimos del hotel hasta que regresamos la gente no dejaba de mirarnos como si fuesemos de otro planeta.
Al salir del tren alucinamos con la cantidad de gente y vehiculos que habia en la calle. Era la primera vez en mi vida que veia semejante locura, pero no seria la ultima. Coches, tuctuc y rikshows pitando por todas partes teniendo que cruzar a lo loco. Muchisima gente por las veredas de la carretera porque no se le pueden llamar aceras. Y una explosion de color de los puestos instalados llenos de ropas, flores, artilugios y juguetes. Tomamos un tuctuc de nuevo al hotel despues de regatear con varios y quedarnos con el que mas o menos nos interesaba. Compramos algo de cenar, picante claro, por la calle y nos fuimos al hotel.
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