Salimos de Coimbatore a las 6 de la madrugada y llegamos a Varkala a las 3 de la tarde dejando atras 382 km. Pudimos disfrutar de las verdes montanyas, selvas y valles que nos acercaban a la costa del bravo Mar Arabigo. Este viaje mucho mas comodo. Llegados a la estacion, recorrimos 15 km en taxi hasta el fantastico Varkala Bamboo resort, donde alquilamos una casita de bambu con un banyo sin tejado que le daba cierto encanto al lugar. Teniamos bastante hambre ya que nuestra dieta habia consistido en galletas, platanos y agua. Despues de hacer el registro de la cabanya nos fuimos a comer.
Pese a ser muy turistico el lugar nos fascino. Todos los restaurantes y negocios se encontraban frente al mar sobre un acantilado. Apenas dos metros separaban estos de dicho acantilado y las vistas eran espectaculares: cocoteros, montes verdes y un mar interminable, abierto, embrabecido. El verde de los cocoteros contrastaba con el rojo de la pared del acantilado y este con el azul grisaceo del mar ofreciendo a la vista un paraiso lleno de paz.
La verdad esque en Varkala no hay mucho que hacer a parte de tumbarte al sol disfrutando de la playa, comer bien y dejarte llevar por los tratamientos ayurvedicos que no son nada caros. Ademas de gastar dinero comprando caprichitos, tampoco mucho, solo un poquito je, je. Nosotros nos dimos una sesion de masajes de una hora y media de todo el cuerpo por 30 euros. Nos quedamos los tres la mar de relajados.
Durante tres dias disfrutamos de hermosas puestas de sol y estupendas cenas. Parecia que no estabamos en la India, habria sido asi de no ser por los persistentes comerciantes que insistian en que visitaras su tienda.
Nos vinieron muy bien estos dias de relajo para cojer fuerzas y seguir el duro viaje que nos esperaba mas adelante.
Conocimos a unos chicos que estaban alojados en la cabanya enfrente de la nuestra y nos recomendaron que antes de abandonar el estado de Kerala, no nos podiamos perder la peregrinacion de cientos de fieles a la subida de 7 km a una montanya donde se encontraba un templo. En las guias no aparece y nos parecio interesante asi que emprendimos el arduo viaje. Desde Varkala tomamos un tren a Chegannur ( 1 hora y media, 85 km ), desde aqui un bus a Pathanamthitta ( 1 hora, 30 km ) y por ultimo otro bus a Pamba tambien conocido como Sabiramala (2 horas y cuarto, 70 km ). Llegamos rotos y de noche a un lugar de lo mas extranyo. Ni un solo turista y lleno de hindues ataviados de una forma muy tradicional, con una especie de faldon y alimentos, flores y objetos a modo de ofrenda atados a la cabeza. Todos nos miraban extranyados y llegamos a tener un poco de miedo. Que conyo pintabamos alli y adonde nos habian mandado!!!
Subimos unas escaleras larguisimas por donde subian todos los peregrinos. En lo mas alto varios santuarios y una pared con un pozo debajo donde la gente partia cocos a modo de ofrenda a los dioses y del que emanaba un olor fortisimo a fermentacion. Encotramos alojamiento de chiripa pues teniamos que subir al templo o no nos alojarian. Prometiendo que lo hariamos nos dieron una habitacion y nos dispusimos a comer algo y hacer algunas compras necesarias para el peregrinaje. Al dia siguiente a las 5 de la madrugada nos dispusimos a hacer la subida al templo. Fue toda una experiencia que no olvidaremnos en la vida. De fotos no disponemos porque temiamos represalias ya que el turismo alli no era muy bienvenido por algunos. Subimos y bajamos los 7 km pertinentes. Al templo no pudimos entrar. Y despues de recoger nuestras mochilas nos marchamos como vinimos en bus recorriendo el camino ya andado para dirigirnos a Kumilly y visitar un parque nacional.